lunes, 16 de marzo de 2009

BONDAD

Bondad
Por: Nora Ivonne Zamarripa Arvizu

La bondad perfecciona a la persona porque sabe dar y darse sin temor a verse defraudado, transmitiendo aliento y entusiasmo a quienes lo rodean.
Éste valor en confundido con “debilidad”, pero nada tiene que ver con el valor, ya que bondad representa la fortaleza que tiene quien sabe controlar su carácter, sus pasiones y sus arranques para convertirlos en mansedumbre. Este valor desarrolla en cada persona la disposición para agradar y complacer en justa medida a todas las personas y en todo momento.
La bondad tiene tendencia a ver lo bueno de los demás porque evita enjuiciar las actitudes de los demás bajo su punto de vista y tener empatía hacia con los demás.

La bondad es una inclinación natural a hacer el bien, con una profunda comprensión de las personas y necesidades, siempre paciente y con ánimo equilibrado.

Es sencillo apreciar los momentos en los cuales dejamos de tener una actitud bondadosa, y se ve reflejado en las actitudes agresivas que se adoptan con los malos modales y la manera de hablar, a veces con palabras altisonantes; la indiferencia que manifestamos ante las preocupaciones o inquietudes que tienen los demás, juzgándolas de poca importancia o como producto de la falta de entendimiento y habilidad para resolver problemas, al hacerlo, nos convertimos en seres incapaces de escuchar con interés y tratar con amabilidad a todos los que acuden a nosotros buscando un consejo o una solución.
Nuestro ego puede regocijarse cuando alguien comete un error a pesar de las advertencias, saboreando aquellas palabras de: "no quiero decir te lo dije, pero... te lo dije", y nos empeñamos en demostrar lo sabios que pueden llegar a ser nuestros consejos; pero todo esto sale sobrando, ya que la persona ha reconocido su error y en ese momento está afrontando las consecuencias.

La bondad no se detiene a buscar las causas, sino a comprender las circunstancias que han puesto a la persona en la situación actual, sin esperar explicaciones ni justificación y en procurar el encontrar los medios para que no ocurra nuevamente.

La bondad es generosa y no espera nada a cambio. No necesitamos hacer propaganda de nuestra bondad, porque entonces perdería su valor y su esencia.
La bondad no tiene medida, es desinteresada, por lo que jamás espera retribución. Podemos añadir que nuestro actuar debe ir acompañado de un verdadero deseo de servir, evitando hacer las cosas para quedar bien.
Ser bondadoso tampoco equivale a ser blando, condescendiente con la injusticia, o indiferente ante lo que está bien o está mal en las actitudes y palabras de quienes nos rodean, por el contrario, sigue siendo enérgico y exigente, sin dejar de ser comprensivo y amable. Jamás responde con insultos y desprecio ante quienes así lo tratan, por el dominio que tiene sobre su persona, procura comportarse educadamente a pesar del ambiente adverso.

La bondad va más allá que un simple ofrecimiento de cosas materiales en condiciones precarias, para fomentar este valor en nuestra vida podemos considerar que debemos: sonreír siempre, ser optimistas, Tratar a los demás como quisiéramos que nos trataran, corresponder a la confianza y buena fe que se deposita en nosotros.
El valor de la bondad perfecciona a la persona que lo posee porque sus palabras están cargadas de aliento y entusiasmo, facilitando la comunicación amable y sencilla; sabe dar y darse sin temor a verse defraudado; y sobre todo, tiene la capacidad de comprender y ayudar a los demás olvidándose de sí mismo.

Bibliografía
· http://www.leonismoargentino.com.ar/INST267.htm
· http://www.motivaciones.org/ctosebondad.htm

1 comentario:

  1. Benevolencia no quiere decir tolerancia de lo ruin, o conformidad con lo inepto, sino voluntad de bien.

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